.
Las primeras cremas solares, desarrolladas a finales de los años 60, ofrecían protección frente a los rayos UVB, responsables de eritemas y quemaduras. Posteriormente, se amplió a los rayos UVA, causantes del envejecimiento prematuro y de las reacciones alérgicas al Sol.
Roberto Fenollosa, investigador del CSIC en el Centro de Tecnologías Físicas, una unidad asociada al Instituto de Ciencias de materiales de Madrid, explica: "Esta nueva fórmula protege también de la radiación infrarroja, que penetra hasta las capas más profundas de la piel, produce envejecimiento cutáneo y puede tener efectos nocivos a largo plazo. Además, al bloquear esta radiación se produce un efecto termorregulador, por lo que se atenúa el calentamiento de la piel".
La crema, patentada por el CSIC, la Universidad Politécnica de Valencia y la empresa Ona Investigación, se basa en el uso de microesferas de silicio, compuestos fisiológicamente inertes que no provocan irritaciones y que evitan que la composición quede con aspecto blanquecino al aplicarse.
"Las microesferas son micrométricas [10‐6 metros], por lo que no existe el riesgo de que penetren en el organismo y provoquen reacciones alérgicas, como ocurre con las partículas nanométricas [10‐9 metros] de dióxido de titanio y óxido de zinc que se utilizan en la actualidad en los protectores solares. Tras patentar la fórmula, ahora esperamos que una empresa quiera producirla a gran escala.", añade Isabelle Rodríguez, de la Universidad Politécnica de Valencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario