Debido a que la hormona está presente tanto en ratones como en humanos, Spiegelman especula que pudo haber servido como defensa evolutiva contra el frío mediante la activación de temblores. La ha nombrado 'irisin', en honor a la diosa mensajera Iris, que en la mitología griega permitió a los humanos comunicarse con los dioses, ya que el ejercicio parece "hablar" con varios tejidos en el cuerpo a través de irisin.
Los ratones que recibieron irisin perdieron algunos gramos en los primeros 10 días después del tratamiento, según muestra el estudio, y ciertos genes involucrados en la alimentación de la célula se activaron. Irisin también pareció reducir el daño causado por una dieta alta en grasas, protegiendo a los ratones contra la obesidad y la diabetes inducidas por dicho tipo de dieta, según indica el artículo, cuyo primer autor es el becario postdoctoral Ponto Boström.
Los investigadores aún tienen que calcular el grado de beneficio que podría proporcionar irisin a una persona con diabetes u otros problemas de salud, afirma Spiegelman, que también es profesor de biología celular y medicina en la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.). "Soy optimista", asegura. "Simplemente no quiero prometer demasiado y dar menos de lo que se espera".
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