La investigación va a tener repercusiones en los usos tecnológicos del diamante. También aporta datos sobre la naturaleza interna de los planetas gigantes gaseosos así como de nuestro planeta.
En la reciente investigación, el equipo de Stewart McWilliams y Jon Eggert realizó mediciones del comportamiento de cristales naturales de diamante bajo la compresión de ondas expansivas de entre 1 millón y 10 millones de atmósferas de presión, y los diamantes quedaron aplastados y derretidos en apenas un nanosegundo (una milmillonésima de segundo).
Los investigadores descubrieron, sin embargo, que el diamante exhibe una fortaleza considerable justo en el punto en que se derrite.
Una investigación anterior conducida por científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore mostró que el diamante se derrite a unos 6 millones de atmósferas de presión y 7.700 grados centígrados aproximadamente. Sus experimentos simularon condiciones existentes en dos planetas gigantes gaseosos helados (Urano y Neptuno) donde, según su investigación, podrían flotar icebergs de diamante sobre un mar de carbono líquido.
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